viernes, 1 de noviembre de 2013

"Franelas Antibalas"

Hace ya un buen tiempo me encontraba sentado en el interior de una bien cuidada cafetería en espera de un cliente quien le habían recomendado conmigo para la traducción de unos textos relacionados a asuntos personales.

Como es costumbre, siempre llego unos quince minutos antes para evadir inconvenientes con el tiempo y también pretextar absurdas historias infantiles para justificar la tardanza.

Rápidamente una de las dependientes me aborda:

-“Buenos días señor. ¿Qué va a ordenar?”

-“Buenos días joven. En realidad estoy en espera de alguien que está por llegar en breve. Déme un café con leche por favor”

-“¿No lo va acompañar con algo?”

-“Bueno, sí. Una tostada ¡Ah!, sé que no es tu culpa, pero por favor que le pongan de verdad mantequilla y no solo untársela”

-“Je,je,je. Bien yo me encargo. ¿Algo más señor?”

-“Si no es mucha molestia, ¿sería posible leer ese periódico que está encima del mostrador?”

-“¿Amante al deporte?”, pregunta la joven

-“¿Disculpe?”

-“Es que es sólo la parte del deporte. Alguien se llevó el resto”

-“¡Vaya!, bueno mejor no. Gracias”

En eso recibo una llamada al celular:

-“Bueno días, ¿me habla la persona de la traducción?”

-“Efectivamente le habla esa persona”

-“¡Ah caray!, discúlpeme. Uno con tantas cosas en la cabeza olvida los modales... ¡Mire!, bueno, escuche: deme unos minutitos más que se me presentó algo con la doña y ya usted sabe...”

-“Si usted así lo entiende, podemos postergar este encuentro para otra ocasión”

-“¡No!, ¡no!, espéreme nada más unos 10 ó 15 minutos que estaré con usted en breve”

Opté por esperarlo ya que había llamado cinco minutos antes del encuentro original. Lo ideal es esperar a alguien en cualquier tipo de citas quince minutos, pero hijos de las circunstancias al fin, a veces hay que ser flexible siempre y cuando exista comunicación.

Me voy tomando mi café con leche junto a mi tostada sin mucha prisa. En eso, me entretengo visualmente viendo cotidianas acciones en el lugar cual si fueren en cámara lenta: un limpiabotas ofertando sus nobles servicios (objetado por todos); personas que entran y salen a recoger pedidos; conversaciones estériles en ambos extremos del lugar y de repente se interrumpe el paseo visual al llegar el cliente:

-“¡Hola Señor Marcos! Disculpe en verdad la tardanza”

-“No se preocupe”

-“¿No le importa se ordeno algo para mí? Veo que usted ya comió algo”

-“En lo absoluto y si no es molestia, puede mostrarme el material a traducir?”

-“Si, por supuesto. Mire aquí está”

Mientras estoy leyendo la desmesurada cantidad de documentos, el cliente me interrumpe diciéndome:

-“¡Mire esa barbaridad!”

Al alzar mi vista veo un muchacho en sus veinte iniciados y con un afro más pronunciado que Wilfrido Vargas en su momento de apogeo.

-“¡¿Usted sabe lo que es eso?! ¡Esta juventud está totalmente transculturizada! Ese desaliñado aspecto con tremenda greñera, aretes en ambas orejas, los pantalones cayéndoseles y un bendito poloché con una figura de chaleco antibalas en el pecho! 
¿A dónde diablos llegaremos?”

-“Bueno, reconstruyéndolo por parte, lo del afro nos es inherente, aunque no tan pronunciado. Eso de los aretes es viejísimo, no siendo así el nivel semicaído de los pantalones”

-“¿Y qué me dice usted de esa perturbadora imagen en el pecho? ¿Un chaleco antibalas? ¡Eso vende violencia!”

-“Si se fija bien. Ese muchacho ciertamente está imitando la actitud de intérpretes de hip-hop que utilizan ese tipo de vestimenta para acrecentar su rebeldía”

-“¡Pero no logro entenderlo! ¿Usted cree que yo con esa edad iría a una discoteca con mi novia o una amiga y esa apariencia?”

-“Bueno, no se me ofenda, pero ¿sabía usted que hay hasta altos dignatarios usando trajes de lujo y personas que pagan enormes cantidades por camisas y chaquetas de cuero que efectivamente están reforzadas?”

-“¿Cómo va a ser? ¿Usted habla en serio?”

-“Tanto como lo que usted ve. Ese muchacho no es más que uno de los millones que en breve estarán atrapados por esa nueva moda”

-“Déjeme quedar claro en este asunto: ¿usted me está diciendo que existe a la venta ropa de vestir antibalas?”

-“Eso es así. Obviamente en países como el nuestro no es algo normal, pero de alguna forma ver tanta agresividad se convertido en algo muy cotidiano en culturas desarrolladas y mucho más después del fatídico 11 de Septiembre”

-“Bueno, este mundo se está acabando. Discúlpeme por haberlo interrumpido mientras leía.... ¿Qué me dice de los documentos?”

-“No puedo ayudarle con estos documentos”

-“Pero, ¿cómo que no? ¡Me lo recomendaron!”

-“Son documentos legales y no soy traductor legal. Le voy a referir con alguien más”

Nos despedimos y no conforme el ahora ex cliente no se contuvo y me pregunta:

-“Oiga: ¿por qué no optó por hacer el trabajo y ganarse el dinero? Mire que la cosa está bien dura hoy en día”

-“¿Sabe algo?, quizás nunca llegue a dejarme seducir por una de esas franelas y ponérmela”

-“Pero, ¿qué tipo de protección necesita usted? No entiendo...”

-“Si le quito el pan a quien verdaderamente se lo merece, tarde o temprano tendré que usar una de esas, ¡pero de verdad!”

Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "Franela Antibalas". © 2010-2013 Marcos Sánchez. Derechos reservados.

6 comentarios:

  1. Me gusta esta narración, especialmente, la temática de lo cultural, lo manejas muy bien, es importante Marcos que continues leyendo, especialmente los cuentos tradiconales, ej; los de Bosch, de ellos puedes sacar mucho para acoplar tu estilo moderno. Te felicito, adelante, Tatica.

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  2. Este cuento me parece super, ya que ademas de hacernos ver que en realidad nos arropa la transcultura, nos diste una gran moraleja, que de una manera u otra nos hace reflexionar para no cometer o volver a cometer el error de querer ganarnos el dinero sin a veces nisiquiera saber lo que estamos haciendo, en cuanto al trabjo se refiere. Espero que con la bendicion del cielo nunca dejes de publicar tus cuentos o historiaque tantos sentimientos hacen brotar cada vez que los leemos. T. A. M

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  3. ¡Gracias Tatica!. Estoy constantemente documentándome (es parte de mi actividad extracurricular) y es imperativo para un escritor mantenerse leyendo. ¡Un abrazo profe!.

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  4. Distinguid(a)o Anónimo: Interesante ver que has podido detectar el propósito real de este cuento: reflexionar sobre la necesidad de ganar dinero que no nos corresponde y a la vez manejar con prudencia le inevitable transculturización.

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  5. Hermano exelente reflexion me ancanto a parte de tema principal que no acpetaras el trabajo `por no ser la persona indicada

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  6. Gracias por tu percepción Mendoza. Lo importante en este tipo de casos es no creernos que lo sabemos todo y dejar pasar lo que no nos corresponde. ¡Saludos!

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