viernes, 30 de agosto de 2013

"Ciberamigos"

Desde que la Internet se hizo de dominio público en 1994 las ventajas en materia de comunicación han crecido a un ritmo bastante acelerado.

Aunque aún existen lugares remotos en donde hace falta adentrarlos a la era digital, no menos cierto es que esa brecha se hace cada vez más exigua para muchas sociedades alrededor del planeta.

Hoy en día estamos viviendo un fenómeno que en cuestión de meses revolucionó la comunicación interpersonal: las llegadas para quedarse ‘redes sociales’.

Me expreso en términos de ‘quedarse’ porque la vida de las invenciones cibernéticas es de duración corta y al parecer, en el caso de estas redes, su estadía tiene un impacto tan sólido, que su permanencia se extenderá por un buen rato.

Inofensivas en su simple uso, las redes sociales poseen un insospechado poder de convocatoria que de hecho, existen salas virtuales fijas para grupos que son utilizadas para realizar ‘encuentros’ de tipos originalmente heterogéneos: personal, laboral, gremial, educacional y los hasta ahora más populares, sentimental y de amistad.

El acelerado estilo de vida actual, está lentamente aniquilando los encuentros personales y ahora cualquier excusa es aceptada y justificada en un envío de un mensaje privado a nivel de red social.

Quien no tenga acceso a ese tipo de comunicación es considerado alguien obsoleto y por consiguiente, excluyente de forma ácidamente arbitraria.

Lo cierto es que esa tecnología nos ha acercado a aquellos a quienes tenemos tiempo sin ver físicamente por razones de vivir bien distanciados o en el extranjero. Nos ha beneficiado en el automático intercambio de información con un simple click de envío.

Ni hablar de las incontables fotos o vídeos que capturan irrepetibles momentos de nuestras existencias. Todo eso está y se ve bien. El problema radica cuando esa misma forma comunicacional es utilizada para fines negativos.

Muchos se quejan diciendo que es una flagrante invasión a la privacidad. Imaginemos en el peor de los escenarios la foto interceptada de una fémina mostrando sus encantos y luego presentada a todo el mundo.

Lo mismo con un vídeo o algún documento conteniendo información altamente letal para la moral de alguien o de un sector. Las posibilidades son infinitas de las consecuencias adquiridas, una vez se nos escapa de las manos.

Alguien una vez me dijo que ‘las fotos eran para enseñarlas’ y hasta cierto punto entendí esa posición. Luego razoné que era algo interpretativo ya que quien decida fotografiarse o filmarse en traje de Eva por ejemplo, debe acarrear con la responsabilidad de si cae o llega a donde no debería.

Ante toda esta parafernalia, surgen los llamados ‘ciberamigos’, que no son más que meros mortales quienes han encontrado una forma rápida, fácil y sin complicaciones de deshinibirse vía una red social.

Lo espectacular e irónico de ‘esta nueva forma’ es que funciona con un propósito no definido. Es visto como el método que muchos utilizan para acercarse a alguien o sencillamente ‘estar a la moda’…

-“Discúlpeme, ¿no es usted Marcos el que envía los asuntos del cine?”, me escribe privadamente una aparente admiradora.

-“Así es”

-“¡Gracias por responderme! Por un momento pensé que nunca sucedería”

-“Bueno, no creo que es para tanto. No soy ningún tipo de celebridad inalcanzable”

-“Usted no lo ve así, pero yo pensaba lo contrario ¡De todas formas me parece increíble estar contactando con Usted!”

-“Bienvenida al grupo de amantes del cine”

-“¡Muchas gracias!, ¡aunque me imagino que la lista debe ser muuuuy larga porque Usted es bien popular!”

-“Lo importante es intentar retribuir a los seguidores. El número, como mencionaste, es simplemente una estadística”

-“No lo había analizado desde ese punto de vista ¿Le puedo decir algo?”

-“Sí por supuesto”

-“Hace mucho le envié una solicitud de amistad, pero nunca la aceptó…”

-“Alguien que tenemos en común me dijo que te gustaba el cine y que sentías admiración por mi trabajo. Le sugerí que te hiciera saber sobre la existencia del grupo de seguidores y así llegas al listado”

-“Pero aún así, no pertenezco a su círculo de contactos personales…”

-“Si ahora fuera yo que te preguntara algo directo ¿Me responderías?”

-“¡Claro que sí!”

-“¿Qué tiempo hace que te acepté en el grupo de seguidores del segmento?”

-“¡Ufff! ¡de eso hacen varios meses!”

-“Eso quiere decir que cada vez que has intentado ponerte en contacto conmigo por esta vía, siempre te he correspondido”

-“Sí, pero sólo en el grupo de seguidores…”

-“Bueno, eso me invita a otra pregunta”

-“¿A ver?”

-“¿Cuántas veces nos hemos visto en persona y nunca me has saludado?”

-“¡Qué sé yo!... ¡muchísimas veces!... lo que pasaba es que nunca me decido a saludarlo... no sé por qué en realidad... pero se supone que somos amigos, ¿no?”

-“Ya tienes tu respuesta ¿Por qué habría de incluir a alguien en mi listado de contactos de amistades cuando ese alguien es totalmente abierto por este medio y todo lo contrario al vernos en persona?”

Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "Ciberamigos". © 2011-2013 Marcos Sánchez. Todos los derechos reservados.

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