viernes, 14 de junio de 2013

"Los 300 Escalones"

En pleno apogeo de la ‘Era de la Flush’ las experiencias diarias emulaban algo surreal ya que el tiempo parecía dilatado en un momento que se caracterizaba por buenos y gratos momentos libres de todo tipo de preocupación y en donde la única constante era planificar el siguiente encuentro.

Como la mayoría de mis amigos tenía también sus respectivas motonetas, coordinábamos encontrarnos siempre en el área circundante al parque central de la ciudad y allí determinar qué se haría y una vez tomada la decisión, era de rigor comerse un eggburger.

Para nadie es un secreto que en la etapa primaria de la adolescencia lo que uno más desea es compartir con chicas de la edad de uno y si se da un caso, alguna ‘que nos lleve par de añitos’ para que nos enseñe cómo accionar. En ese orden aparece un singular personaje a quien le apodábamos Junior Fila.

Lo de ‘Fila’ obedecía a que su vestir urbano era de esa marca. Y cito literalmente todo: gorra, tenis, medias, pantalones deportivos, reloj y hasta la correa. Junior Fila era famoso también porque conocía mujeres de barrio que eran “arretá” y anexo a eso, su capacidad de convencimiento y convocatoria de féminas era incuestionable.

Una noche reunidos en el parque nos encontrábamos Ronny, Dominguito, Henry y su eterno compañero de andanzas Alex “La Placa”, Geovanny, Chichí y un servidor. Llega el muy esperado Junior Fila con una amplia sonrisa de ganador…

-“
¡Hey miren quiene’ tan aquí! ¡Lo’ duro’ en la ruta!”

-“
¡Dígamelo compadre! ¡El mentao’ Juniol Fila!”, dice Geovanny al momento de abrazarle y recibir saludo colectivo

-“
¡Diganme muchachone’! ¿en qué ‘tamo?”

-“Bueno uté e’ el que sabe donde tan la mujere”, le dice Chichí

-“Ah, pero lo’ niñito ’tan en grillito’ ”

-“Queremo’ llegá a Alto de Chavón, pero hay que ilse acompañao’ ”

-“Bueno si utede me eperan uno minutico, le traigo unas amiguitas”

-“Junior Fila, fíjase bien que somo’ siete”, le digo

-“Rumors, no se preocupe que uté sabe que yo resuelvo. Lo único que noto e’ que utedes son siete y veo sei’ passolas”

-“Vaya y búquese la’ mujere’ que eso se resuelve”, dice Geovanny

Alex “La Placa” era bien amigo nuestro, pero lo era más de Henry. Como él no tenía passola siempre andaba con Henry y por estar atrás le apodaban “La Placa”. Sometemos el caso a discusión y se resuelve que de todas maneras Alex se iría con nosotros.

Unos minutos más tarde se aparece Junior Fila con tres chicas en el primero de dos viajes. No hubo diálogo alguno. Simplemente una sonrisa diplomática matizada de una extraña actitud entre timidez y confianza. Al rato, retorna Fila con tres chicas más. Eso significaba que uno de nosotros se quedaría fuera del asunto.

Junior decide irse alegando que tiene otros planes no sin antes sentenciarles a las chicas que “éramos muchachos de su confianza” y que no había problemas. En los 80, ese tipo de salidas era bien objetivo: la muchacha elegí con quién era que deseaba salir y así evitar inconvenientes.

Confiado por ser el dueño de la Flush, hago una mirada insinuante y rápidamente se levanta una de las chicas y se monta conmigo invitando al resto bajo la frase “mujere’ decídanse que yo ya tengo el mio”. Se monta otra con Chichí y el resto al ver la acción decide emular el hecho.

Salimos rumbo a Altos de Chavón en un cuadro digno de una buena foto: Henry y Alex llevaban a una de las muchachas en el medio, al igual que Geovanny y Ronny. Dominguito optó por llevarse dos de ellas.

El trayecto tomaba poco más de 20 minutos y como sabíamos hacia dónde nos dirigíamos, el viaje se tornaba bastante ágil. Llegamos por fin al parqueo de Altos de Chavón dejamos las passolas y nos dirigimos a área de los escalones…

-“Guao eso por ahí si ta’ oscuro”, dice una de las chicas

-“No se preocupen que Rumors conoce bien todo eto por aqui”, dice Chichí
-“Gracias querido amigo. Usted también conoce con detalles este lugar je,je,je,je”

-“Bueno yo no tengo problemas ya que tengo dos helmosas chicas que me acompañan”, dice Dominguito

-“Bueno vamo’ a bajá y se decide allá abajo”

Nos vamos los acompañados en pareja adelante y el resto nos sigue. Ronny había mostrado una cara de preocupación desde que estábamos en el parque y mientras íbamos bajando, se me acerca y me dice susurrando al oído:

-“Oye Malco hay que tené cuidao’ allá abajo dicen que sale un bacá”

-“Ronny no te preocupes eso son cuento de camino como decía mi abuelo”

La travesía hacia abajo constaba de 300 escalones y cada unos cincuenta o sesenta, había un descanso en forma circular en donde la gente se sentaba. A medida que seguíamos cada quien tomaba su lugar. Lo espectacular del caso es que en esos tiempos no se hacía nada que no fuera besitos y pura sobadera!.

En un momento determinado, Chichí llama en la oscuridad al grupo y sentencia que tenemos que bajar hasta el último escalón ya que la intención original, era baja los trescientos escalones. Cada quien desde su lugar, decide seguir la propuesta y bajamos todos hasta el final.

Lo que había después del último escalón era un terreno accidentado aderezado entre árboles, plantas, rocas y lodo medio seco. A unos escasos ocho o diez metros al frente, estaba el río que daba nombre al lugar y al otro lado del río, se percibía borrosamente una maltrecha casita de madera.

Nadie hablaba nada y sólo se escuchaba el murmullo de la brisa que sutilmente acariciaba las hojas de los árboles y en ocasiones movía las ramas más débiles. De repente, se oye el berreo en eco de una vaca y Ronny vocifera:

-“
¡Señore’ corran! ¡E’ un vacá!”

Se armó un juidero cuesta arriba entre gritos de las mujeres y nerviosas risas de nosotros. Ronny, que era una persona alta, robusta y con ciertas libras, se le dificultaba el ascenso y en una falseó un escalón y se cayó de frente. Inexorablemente dos o tres de las mujeres (y algunos de nosotros) le pasamos por encima o lo pisamos.

Al llegar a la cima sudados en extremo, nos tomamos un buen rato para respirar hondo e intentar burlarnos del espectacular escape. Una de las muchachas mostraba un tono facial bien pálido y se notaba que estaba más preocupada que asustada por lo que la abordo:

-“Oye ya no te preocupes. Ya pasó todo”

-“Si, si, eta bien, pero yo no vuelvo ma’ nunca a ete lugal…”

-“…pero no me digas que por el cancito del vacá jejeje 
¡eso es una chercha!”

-“
¡Si anjá, el vacá en sí e’ Dominguito, el amigo tuyo!”

Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "Los 300 Escalones”. © 2010-2013 Marcos Sánchez. Derechos reservados.

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