jueves, 11 de abril de 2013

"Helio en La Sangre"

Después que uno se se ve como persona adulta es que más se valoran los esfuerzos hechos por nuestros padres en materia de formación social.

El hecho abarca también a todos aquellos quienes tuvieron la envidiable oportunidad de haber sido educados por un tutor ajeno a nosotros u otro familiar que no haya sido nuestro padre o madre.

Está bien definido que a nadie se le puede obstaculizar el camino hacia el éxito porque, cuando se es persistente, no hay tormenta que detenga las aspiraciones particulares de una persona en lograr culminar un proyecto en particular. En ese orden, se hace necesario el roce social para tener una idea clara de cómo accionar una vez nos llegue la bonanza.

En sociedades como las que no ha tocado vivir, la obtención de bienes materiales de forma no programada, crea un auténtico torrente de situaciones delicadas respecto a los repentinos cambios de actitud ante los demás y la distorsionada visión de cómo se desea ser visto y/o tratado, además de las nefastas consecuencias que provocarán el ahora ‘nuevo entorno’.

La mayoría de nosotros no entendemos el por qué de la actitud de algunas familias ricas que por tradición, siendo personas holgadas su accionar es bastante natural y llegan a confundirse con los que no son de su estirpe, porque en ellos la tenencia de dinero es algo normal. Cuando el efectivo llega sin avisar y la necesidad te ha marcado desde siempre, es otra historia…

-“¡Dígamelo mi hermano! ¡Qué dice ese hombre del cine, el espectáculo, los actores, la farándula y el jet set internacional! jajaja”

-“Este recibimiento me recuerdan esas fanfarrias medievales en donde era estrictamente obligado recibir a una figura de relevancia con bombos y platillos”

-“¡Pero mi hermano es que usted se merece eso más!”

-“Por una lado comparto tu entusiasmo, pero el recibimiento se percibe más burlón que agradable”

-“¡No, no, no! ¡Jamás me diga algo semejante! ¡Usted sabe que es de corazón que se lo digo y yo nunca me burlaría de su persona!”

-“Bueno, si no es mucho pedir, saludarme por mi nombre es suficiente. Mírame por lo que soy antes de darme títulos o agenciarme conquistas profesionales”

-“Ahí es que usted es duro jejeje. Le da su galletica suavemente a la gente sin necesidad de usar palabras ofensivas”

-“¿Por qué a los seres humanos nos cuesta tanto entender las cosas?”

-“¡Es pura chercha! ¡Déjame preguntarte algo ahora que estamos aquí!”

-“Esa mirada tuya me dice que lo que viene es intrigante”

-“Yo le digo a usted que si psicología está bien buena jajaja. ¡Hey! ¡dame una grande bien fría que esto va pa’ largo!”

En ese momento me di cuenta que el amigo se había hecho de una inexorable armadura y que sería difícil evitar su curiosidad sin tener que hacerle sentir ofendido pretextando una abrupta partida.

-“Dime del amiguito tuyo el que se fue pa’ lo paíse’”

-“¡Imagínate! Tengo muchos amigos en el extranjero. ¿De quién hablas en específico?”

-“¡Si ombe manito! El chamaco que no salía de por tu casa que vivía de pleito en pleito cada vez que perdía un juego en desafío”

-“¡Ah! ¿Te refieres al flaquito que iba al barrio en patines?”

-“¡Jajaja ese mimito! Oígame pero usted tiene una memoria brillante jajaja”

-“Pero, ¿a qué viene hablar de esa persona después de tanto tiempo?”

-“No, te preguntaba porque ustedes eran bien panitas y me dicen que el chamaco ta’ bien parao’ y está aquí en La Romana”

-“Pues para serte honesto, ahora que tú me lo mencionas me entero. No lo he visto y no éramos panas como dices. Simplemente coincidíamos en los juegos”

-“Ah OK. Bueno, él tiene un par de semanas aquí y ¡anda en un maquinón a nivel!”

-“Pero estas bien informado sobre el tema. Acabo de darte la respuesta que querías oir. No lo he visto y dudo que lo hagamos porque no existe vínculo alguno entre nosotros. Pasemos ahora al siguiente tema”

-“¡Ay mi madre!”

-“¡¿Qué pasó compadre?! ¡Parece haber visto al mismísimo!”

-“Hablando del rey de roma compadre… no mires para atrás acaba de entrar el hombre…”, me dice susurrado casi entre los dientes

La persona en cuestión había arribado sorpresivamente al usual lugar. Su llegada fue matizada por una arrogante actitud con solicitud de lo que compraría en voz más alta que esos altoparlantes que usan los vendedores de plátanos.

El impacto se polarizó entre los esclavos materialistas presentes allí, quienes iniciaron un frontal ritual de elogios con el fin de ‘girarle’ por un par de frías y el resto, que seguimos la actividad normal sin mayores gesticulaciones.

Una vez despachado, le pregunta al dependiente por el cargo total de lo que regaló y en ese entra una hermosa fémina (en actitud medio amenazante) quien al parecer, hacía las veces de su acompañante. Le dice algo al oído y con señas manuales la invita a que vuelva al vehículo. Tras pagar expresa en voz alta…

-“Eta mujere son una vaina. Uno dándole de to’ y ahora metiendo presión y haciendo reclamo’, ¿eh amigo?”, dirigiéndose a quien compartía conmigo, yo dándole la espalda.

-“Eso es así...¿Manito y tú no te acuerdas de nosotros?”, en eso me pide que me de vuelta.

Al mirarme, reacciona con intenciones de que le saluden con pleitesía, pero al no lograr su objetivo, alega no recordar y se retira.

-“¡Oh Dios mío!, ¿pero y qué fue lo que le dió a este tipo man? ¿Tú viste que actitud más arrogante?”

-“Bueno, ese tipo de gente se inyectan helio en la sangre”

-“¿Helio en la sangre? ¡Qué es esa vaina?! ¿Una droga?”

-“Jejeje, no amigo mío. Helio es un elemento químico. Un gas que se usa entre varias otras cosas, para el llenado de globos aerostáticos y las llamadas vejigas. Me refería a que ese individuo anda flotando en el aire producto de su repentina riqueza”.

Unas semanas después veo fortuitamente en la calle, al dependiente del sitio visitado y me hace señas con abierto interés de dirigirse hacia mí…

-“¡Mi helmano! ¿y qué ha pasao’ que no ha vuelto al negocio?”

-“Jejeje no digas eso. Mucho trabajo. Dígame ¿en qué le puedo ser útil?”

-“¡No, era pa’ decile una vaina!... ¿Uté se acuelda del tipo aquel que entró brindando al negocio la última ve’ que uté tuvo allá?”

-“Sí, lo recuerdo. ¿Qué pasó?”

-“¿Y uté se acuelda de la tipa que entró, noveldá? ¡Pué mire mi helmano, la hembra volvió ma’ talde al negocio y resulta que era la que ‘taba pagando, ademá’ era la dueña del vehículo compadre y encima de esa vaina, dijo que lo botó pol bultero!”.

Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "Helio en La Sangre". © 2011-2013 Marcos Sánchez. Todos los derechos reservados.

4 comentarios:

  1. Hola Marcos, me place saludarte pues soy un asiduo lector de este blog y cada viernes espero lo nuevo que traes. Además de saludarte, quiero señalarte que debes revisar este artículo, pues tiene varios errores ortográficos y eso puede ser perjudicial para un blog.

    La parte con errores que me preocupa es la de los párrafos narrativos antes del diálogo (lo del diálogo es entendible y pasable).

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    1. Mi estimado amigo, irónicamente el sistema me indica de esto por la fecha, pero con una dilación terrible. Manuel, la narrativa está ajustada tal cual se expresaba el personaje. No existen errores ortográficos. El relato cita textualmente la manera del personaje expresarse. ¡Saludos!

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  2. Hola, marcos mil bendiciones, manuel lo que pasa es que hay algunas falta ortografica y es que marco lo escribe justo como le hablan las personas eso me parece que es lo que sucede.

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