viernes, 22 de marzo de 2013

"Todo Es y deja de Ser..."

Por alguna razón desde muy temprana edad me atraían las féminas mayores que yo, por aquello del mayor cúmulo de experiencia, entre muchas cosas más.

A principios de los 90, conocí accidentalmente a una chica que me llevaba siete años mientras compraba con mi hermano ropa en una boutique de la Capital.

En el momento que mi hermano se medía sus pantalones, yo salía de otro de los vestidores y me miro al espejo y le pregunto a la mencionada chica cómo me veía y aprobó con una grata sonrisa.

Mi hermano y yo pagamos nuestra compra. Fuimos al Conde a comer algo y una vez satisfechos nuestros estómagos, tomamos un carro público para la parada de La Romana cerca del Parque Enriquillo.

Para mi sorpresa, la muchacha era de La Romana también y naturalmente, me disculpé con mi hermano por no sentarme con él. Le preguntó con cara de yo no fui:

-"¡Hola!, ¿está ocupado este asiento?".

-"No, para nada. Siéntate", me dijo amablemente.

Con un ojo visor (tipo escáner), le doy una verificada de arriba hacia abajo y me llevo un visto bueno ya que estaba impecablemente vestida (unos jeans ultra ajustados al igual que una blusa ceñida al cuerpo), pelo bien arreglado, uñas cuidadas, pintalabios no exagerados, zapatos de piel con tacos bajitos y un sutil olor a crema que sustituía al perfume.

Comienzo el bombardeo de preguntas cual si fuese hermano gemelo de Batman (por aquello de que es el mejor detective del mundo).

Me tomó 6 semanas convencerla de que saliéramos. Todo lo que se puede imaginar en una relación llena de pasión se desarrolló allí: giras a todos sitios, salidas a cenar, el cine, intercambio de intereses musicales, en fin! de todo!.

Un día recibo una llamada de su hermana pidiéndome que vaya a su casa que la chica en cuestión se encontraba allí. Llego a la casa y la encuentro llorando de una forma como si hubiese perdido a algún familiar cercano. Preocupado y un poco nervioso le pregunto:

-"Oye, ¡¿pero qué te pasa mi amor?! ¡¿Por qué estas así?!"

-"Nada, nada. Es algo que nunca lo vas a entender", me decía llorando intensamente.

-"¡Pero no puedes estar así por así! ¡Tienes que decirme qué es lo que te pasa!", insistí.

Tras un lapso que parecía toda la eternidad, por fin accede y me dice mirándome fijamente a los ojos:

-"Mira lo que pasa es que yo tengo un novio para casarme y estábamos medio separados y ahora se ha aparecido y le dijo a mi familia que nos casaríamos y nos íbamos a vivir a Nueva York...".

Tragué nítidamente en seco y sentí como que se me iba el ser y entre decepción, furia y confusión, me nublé mentalmente y sin darme oportunidad a expresarme me dijo sin tapujos:

-"Es preciso que te vayas. No quiero que te encuentre aquí, yo llorando y vengan preguntas incómodas de responder. Por favor vete Marcos...".

-"¿Es lo único que tienes que decirme?", pregunté con un mega nudo en la garganta.

-"Tienes que aprender que las cosas son y dejan de ser, Marcos...", me dijo aún llorando.

Me fui consternado. No volví a saber de ella hasta hace unos años que me la encontré en una heladería de la ciudad mientras era víctima de los sarcasmos y artimañas de mis sobrinas. Noto que una señora me pregunta casi segura de la respuesta:

-"¡Pero bueno!, ¡¿tú no eres Marcos?!"
Yo totalmente en Babilonia le digo: "Siii…"

-"¡¿No te acuerdas de mi?!", me dice empeñada en que la identifique.

Al reconocerla, procedí a abrazarla y preguntarle algunas cosas sobre ella después de tanto tiempo sin vernos, sin comunicación de ningún tipo y lo desgastada que se encontraba.

En eso me dice que si deseaba, terminara con las niñas y le dije que no había problema. Me comentó sobre su vida, la carrera que nunca terminó, lo inútil que se sentía por no haber podido aportar nada en términos comunitarios, los abusos físicos y psicológicos y su problema de obesidad debido a sus constantes depresiones.

Me quedé estupefacto y en eso las niñas comienzan a pedirme que nos retiremos. Ella repara en el acto y me dice que no había problema que nos comunicaríamos en otra ocasión, agradeció el momento, pero con una mirada desolada me pregunta:

-"¿Por qué éste tipo de cosas le pasan a la gente, eh, Marcos?"

Cargué a mi sobrina más pequeña, agarré a la más grande de manos y le dije:

-"No sé el por qué. Lo que sí sé es que en la vida todo es y deja de ser".

Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "Todo Es y deja de Ser". © 2009-2011 Marcos Sánchez. Todos los derechos reservados.

3 comentarios:

  1. Jajaja.. Ta bueno este marcos!me identifico con este.

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  2. ella dijo- uuuu el tipo viene , nos casamos y nos vamos a vivir a new york. adios marcos! y mira como se le complico el negocio. pero, todo es y deja de ser.

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  3. UUMM "Tienes que aprender que las cosas son y dejan de ser" Amja osea la misma repuesta que ella dice en principio es la pregunta despues unos años! Todo pasa en la viña del señor, pero aunque no se guarde rencor no podemos dejarnos humillar por una simple ilusion opuesta al contrario... como decia Balbuena.. "Ella queria Nueva Yol? Coge Nueva Yol...

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