miércoles, 27 de marzo de 2013

"Empleado de Imprenta"

En época de exámenes finales a nivel escolar es muy normal ver cómo se pone de manifiesto la famosa e inevitable cultura de ‘sacar chivo’ o lo que es igual a copiar parte de lo que se sospecha saldrá en los temarios.

Las materias que más me fascinaban en mi tiempo de bachiller eran Historia, Filosofía y Literatura.

Todo lo que fuera letras y afines a asuntos de humanidades, tenían en mi un fiel seguidor.Debo confesar que nunca fui excelente estudiante en Matemáticas.

Todos sabemos que el ser humano es violento por naturaleza y aunque se han realizado un sin fin de cursos, talleres y charlas, poco se ha logrado. En ese orden, a nadie le gusta que le impongan leyes y cuando se trata de estudiantes de término, las cosas son aún más difíciles.

Dada la naturaleza y características de varios de mis compañeros, la dirección del colegio se curó en salud cuando se enteró de que semejante séquito iría íntegro al bachillerato. De allí surgió de manera no oficial el denominado ‘cuarto de las prohibiciones’ y en cierta forma, hubo varias restricciones y eso creó situaciones.

La orientadora del colegio tenía en nosotros todo un desafío ya que las ‘especialidades’ de los señalados eran muy singulares:

Huáscar, aspiraba a ser el presidente del curso, pero perdió las elecciones de mí y la misma noche del sufragio, negociamos en su casa la presidencia para aprovechar ante el pleno disciplinario su imagen de respeto y compromiso de código de honor ante sus compañeros. Nadie objetó mi arriesgada petición.

Daniel, era sinónimo de todo lo que fuera chercha sin reparos y junto a Edward, representaban una mutual atractiva ya que el padre del primero tenía buenas relaciones comerciales y el del segundo, influía en Casa de Campo en su condición de taxista.

Israel había sido designado como tesorero por haber demostrado su capacidad ahorrativa, pero para hacer retiros necesitaba mi firma y la de Huáscar.

Con todos los cabos amarrados, la condición para ser vice-presidente y encargado de actividades a la vez, me favorecía ya que mi interés era poder gozar de libertad y no estar atado a constantes reportes o reuniones y al mismo tiempo, tener presencia en el poder.

Mi desmesurada popularidad tanto dentro las féminas como con los masculinos, sobrepasaba las paredes de nuestra aula y permeaba en todo el bachillerato y algunos cursos menores y ese hecho preocupaba a la dirección:

-"Como es sabido en todo el colegio, se tiene la creencia de que el pleno disciplinario de nuestra casa de estudios ha tildado este 4to. de bachillerato como el de las prohibiciones y eso no es así", sentencia el director.

-"Dado el hecho de que no queremos calamidades ni caldear ánimos, hemos decidido tomar algunas medidas para el bien mancomunado", opina el encargado del curso.

-"Así es Sr. Vásquez. Todo el bachillerato tomará sus exámenes de forma normal, excepto los jóvenes Huáscar, Daniel, Edward y el carismático Marcos, quienes serán separados en grupos de dos y tomarán sus pruebas en cursos distintos", añadió el director.

Como se trataba de fin de estudios, nadie quería exponerse a ser señalado y así evitar una sanción que pusiera en peligro graduarse o ser expulsado. Por fin llegan los días de evaluaciones y tal y como se decidió, mis compañeros y yo fuimos separados:

-"Bien hoy tendremos dos exámenes: Filosofía a primera hora y Literatura a segunda", dice uno de los profesores.

Me sientan justo al frente del escritorio del susodicho y como era muy dado a la lectura, terminé el test en tiempo récord. Me evalúan de una vez y obtengo 96. Tenía que esperar un buen rato para el siguiente que era Literatura.

Unos 45 minutos después me llaman para tomar mi examen y me recibe afablemente la profesora de Literatura, quien me había vendido la idea de que confiaba en mí a ojos cerrados:

-"Buenos días Señor Sánchez. ¿Cómo se siente?", me aborda.

-"¡Excelente Srta. Wilson!"

-"Mire como yo sé que Usted es una persona dada al dialogo y ha demostrado capacidad para escuchar, le voy a confesar que Usted es uno de mis estudiantes favoritos y prácticamente pienso exonerarle la materia"

-"Sería un halago para mí Srta. Wilson. No obstante, si es su deseo estoy en entera disposición de tomar mi examen sin inconvenientes", le digo firme.

-"Bueno, no tengo que someter esta decisión al consejo disciplinario. Hagamos algo: Usted tomará el examen y una vez termine, lo corrijo y se queda conmigo para asistirme en el aula. ¿Qué opina?"

-"¡Encantado Srta. Wilson!"

-"No me vaya a malinterpretar Sr. Sánchez, pero Usted canalizará su creciente popularidad en bien de la institución. ¿Cierto?", me pregunta insinuante.

-"Realmente no existe ningún plan Srta. Wilson. No sé quien se ha puesto a vender la idea de que crearemos una revolución o desórdenes antes de graduarnos"

-"Bueno, mírelo desde este punto de vista: Usted logró convencer en un solo día a más de 30 personas para que votaran a su favor y ese mismo día les convence a que acepten su repentina renuncia y nadie se quejó"

-"Creo que estoy pasando por un momento muy especial Srta. Wilson. Mis compañeros me quieren y les devuelvo el gesto con una actitud afable", le digo.

-"Si es así, entonces confiaré en su juicio Sr. Sánchez, aunque debo confesarle que posiblemente y sin Usted proponérselo, ha inquietado prácticamente a todo el profesorado"

-"Jejeje disculpe que me ría, pero no es burla Srta. Wilson. Es que no logro comprender el por qué del temor"

-"Confío en Usted Sr. Sánchez. Y a Dios las gracias porque ésta no es una institución pública. Venga, siéntese y tome el examen"

Verifiqué de arriba hacia abajo el enorme papel ministro y todo lo contenido allí me lo sabía de memoria. Por alguna razón sabía que ese momento jamás se repetiría y con la presión impregnada sobre mi me dije en mis adentros: "La mitad de mi vida en este lugar y me voy a ir sin hacer nada de nada…"

Saco un extenso papel que con letras diminutas, emulaba la posología de una receta médica o uno de esos contratos de tarjeta de crédito que tienen las letras tan pequeñas, que el futuro tarjetahabiente opta por no leer y simplemente firma el contrato.

Estaba todo detallado respecto al examen. Gozándome mi treta, la Srta. Wilson se percató de mi exceso de confianza y al acercárseme, descubre la trampa:

-"¡Señor Sánchez! ¡Usted acaba de sorprenderme! ¡Estoy más que decepcionada, ¡conmocionada! ¡Con este tamaño de letra Usted sería un perfecto empleado de imprenta!"

No tomaron medidas conmigo y me hicieron tomar el examen nuevamente. El resultado final fue 97.

En memoria de mi ex Prof. de Literatura, la Srta. Marthta Wilson quien falleció el 27 de Marzo, 2013.









Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "Empleado de Imprenta". © 2010-2013 Marcos Sánchez. Derechos reservados.

viernes, 22 de marzo de 2013

"Todo Es y deja de Ser..."

Por alguna razón desde muy temprana edad me atraían las féminas mayores que yo, por aquello del mayor cúmulo de experiencia, entre muchas cosas más.

A principios de los 90, conocí accidentalmente a una chica que me llevaba siete años mientras compraba con mi hermano ropa en una boutique de la Capital.

En el momento que mi hermano se medía sus pantalones, yo salía de otro de los vestidores y me miro al espejo y le pregunto a la mencionada chica cómo me veía y aprobó con una grata sonrisa.

Mi hermano y yo pagamos nuestra compra. Fuimos al Conde a comer algo y una vez satisfechos nuestros estómagos, tomamos un carro público para la parada de La Romana cerca del Parque Enriquillo.

Para mi sorpresa, la muchacha era de La Romana también y naturalmente, me disculpé con mi hermano por no sentarme con él. Le preguntó con cara de yo no fui:

-"¡Hola!, ¿está ocupado este asiento?".

-"No, para nada. Siéntate", me dijo amablemente.

Con un ojo visor (tipo escáner), le doy una verificada de arriba hacia abajo y me llevo un visto bueno ya que estaba impecablemente vestida (unos jeans ultra ajustados al igual que una blusa ceñida al cuerpo), pelo bien arreglado, uñas cuidadas, pintalabios no exagerados, zapatos de piel con tacos bajitos y un sutil olor a crema que sustituía al perfume.

Comienzo el bombardeo de preguntas cual si fuese hermano gemelo de Batman (por aquello de que es el mejor detective del mundo).

Me tomó 6 semanas convencerla de que saliéramos. Todo lo que se puede imaginar en una relación llena de pasión se desarrolló allí: giras a todos sitios, salidas a cenar, el cine, intercambio de intereses musicales, en fin! de todo!.

Un día recibo una llamada de su hermana pidiéndome que vaya a su casa que la chica en cuestión se encontraba allí. Llego a la casa y la encuentro llorando de una forma como si hubiese perdido a algún familiar cercano. Preocupado y un poco nervioso le pregunto:

-"Oye, ¡¿pero qué te pasa mi amor?! ¡¿Por qué estas así?!"

-"Nada, nada. Es algo que nunca lo vas a entender", me decía llorando intensamente.

-"¡Pero no puedes estar así por así! ¡Tienes que decirme qué es lo que te pasa!", insistí.

Tras un lapso que parecía toda la eternidad, por fin accede y me dice mirándome fijamente a los ojos:

-"Mira lo que pasa es que yo tengo un novio para casarme y estábamos medio separados y ahora se ha aparecido y le dijo a mi familia que nos casaríamos y nos íbamos a vivir a Nueva York...".

Tragué nítidamente en seco y sentí como que se me iba el ser y entre decepción, furia y confusión, me nublé mentalmente y sin darme oportunidad a expresarme me dijo sin tapujos:

-"Es preciso que te vayas. No quiero que te encuentre aquí, yo llorando y vengan preguntas incómodas de responder. Por favor vete Marcos...".

-"¿Es lo único que tienes que decirme?", pregunté con un mega nudo en la garganta.

-"Tienes que aprender que las cosas son y dejan de ser, Marcos...", me dijo aún llorando.

Me fui consternado. No volví a saber de ella hasta hace unos años que me la encontré en una heladería de la ciudad mientras era víctima de los sarcasmos y artimañas de mis sobrinas. Noto que una señora me pregunta casi segura de la respuesta:

-"¡Pero bueno!, ¡¿tú no eres Marcos?!"
Yo totalmente en Babilonia le digo: "Siii…"

-"¡¿No te acuerdas de mi?!", me dice empeñada en que la identifique.

Al reconocerla, procedí a abrazarla y preguntarle algunas cosas sobre ella después de tanto tiempo sin vernos, sin comunicación de ningún tipo y lo desgastada que se encontraba.

En eso me dice que si deseaba, terminara con las niñas y le dije que no había problema. Me comentó sobre su vida, la carrera que nunca terminó, lo inútil que se sentía por no haber podido aportar nada en términos comunitarios, los abusos físicos y psicológicos y su problema de obesidad debido a sus constantes depresiones.

Me quedé estupefacto y en eso las niñas comienzan a pedirme que nos retiremos. Ella repara en el acto y me dice que no había problema que nos comunicaríamos en otra ocasión, agradeció el momento, pero con una mirada desolada me pregunta:

-"¿Por qué éste tipo de cosas le pasan a la gente, eh, Marcos?"

Cargué a mi sobrina más pequeña, agarré a la más grande de manos y le dije:

-"No sé el por qué. Lo que sí sé es que en la vida todo es y deja de ser".

Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "Todo Es y deja de Ser". © 2009-2011 Marcos Sánchez. Todos los derechos reservados.

viernes, 15 de marzo de 2013

"Vocabulario de Riquito"

Trabajando en medios de comunicación me he dado cuenta de un fenómeno que para muchos quizás sea viejo, pero de forma real es algo que vive en las percepciones de las personas cuando se detienen un rato a escuchar o ver lo que uno hace.

Es prácticamente imposible controlar los pensamientos humanos dado el hecho de que éstos son libres. De ahí que si analizamos la cantidad de veces que cometemos pecado al pensar en un solo día, imagino que los pasaportes para mandarnos a un lugar de castigo serían desmesurados.

Un día cualquiera me dispongo a ir a buscar a mis sobrinitas al colegio. La hora es candente y el tránsito vehícular todo un desastre en la jungla de concreto que se ha convertido la ciudad. 

Sin embargo, para mí el viaje es más que placentero porque me trae gratos recuerdos.

Memorias únicas de cuando iba a buscar a mi hija al colegio y cuando regresábamos hablábamos de cómo le fue en su día y la gente al vernos nos miraba con cara de "un muchacho con otro muchacho". Mi existencia estaba centrada en ella y en su bienestar. El resto, sencillamente, no existía.

Dicen que los sobrinos se gozan más cuando hay ausencia de los hijos y en cierta forma, me siento como si realizara las veces de padre nueva vez.

Por fin llego a mi destino y recojo a mis sobrinas. En el trayecto a la casa, pasamos por el frente de un reconocido centro comercial y del mismo salía un admirador de nuestro espacio televisivo quien cortésmente nos solicitó que nos detuviéramos...

-"¡Hola mi hermano! ¿Cómo está usted?"

-"Bien gracias a Dios"

-"¿Buscando a las crías al colegio? ¿Hijas suyas?"

-"No en realidad son mis sobrinitas"

-"¡Ah, pero no hay dudas de que son familia porque la más pequeña es idéntica a usted!"

-"Sí jejejeje eso dice la gente"

-"No te quiero quitar tu tiempo. En realidad te detuve para hacerte un comentario"

-"OK"

-"Sucede que mi suegra te estaba viendo hace unos días y me dijo que no entendía nada de lo que hablabas porque como que tu lenguaje era muy elevado"

-"Una situación delicada. No ensayo lo que digo. Es así como hablo"

-"Sí, sí por supuesto yo le expliqué, pero ella dice que tú hablas así porque crees que eres riquito"

Me abstuve de responder porque estaba en frente de mis sobrinas y opté por decirle que le agradecía de todas formas el comentario.

Al continuar con nuestro regreso a la casa, la mayor me pregunta:

-"¿Tío cómo es eso que la señora no entiende como usted habla? ¿y qué tiene que ver hablar correctamente con ser rico porque nosotros no lo somos?"

-"Cuando lleguemos a la casa te voy a explicar mi amor" 

En eso me dio un abrazo fuerte al momento de expresar:

-"Tío no se preocupe. A mí me gusta como usted habla y no importa que no seamos ricos porque somos felices"

Me corrieron un poco de lágrimas al escuchar esa voz tan inocente y ella medio se percató y acongojada me pregunta:

-"¿Tío usted está llorando?..."

-"No mi amor. El polvillo de la calle me cayó en los ojos..."

Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "Vocabulario de Riquito". © 2013 Marcos Sánchez. Todos los derechos reservados.

viernes, 8 de marzo de 2013

"Mentirosos Verdaderos"

Un debate que parece nunca tener fin y que en su momento, es díficil de controlar es hablar mentiras.

Se han hecho diversos estudios a nivel académico y científico para intentar justificar o encontrar la razón, pero al final todo va al mismo camino: todas las personas mienten.

Se prevé que existen cuatro razones fundamentales para mentir: cuando se quiere esconder algo, para dar una excusa, para hacer sentir bien a alguien y finalmente, para no hacerse partícipe de malas noticias.

Existen los llamados "mentirosos profesionales" y su trabajo consiste más en persuadir que el fundamento básico de mentir por mentir. Otro delicado grupo es el de los mentirosos compulsivos. El caso de éstos últimos inventan una serie de situaciones para escapar de su realidad y la patología es tan grave, que se creen sus historias.

Se dice que el cuidadano promedio miente al menos 7 veces al día. Los resultados de estudios cientificos siempre me han puesto a pensar ya que un dato final es simplemente una percepción y no algo absoluto.

Sin embargo, partiendo de esa cifra entonces mentimos 84 veces al mes y unas 1,008 veces al año. Muchos pensaran que es un número "considerable" al juzgar los 365 días que tiene un año, no obstante una mentira es una mentira.

Según el San Tomás de Aquino, existen 3 tipos de mentiras: la útil, la humorística y la maliciosa. Para él, todas son pecado. Las útiles y humorísticas son pecados veniales, mientras que la mentira maliciosa es pecado mortal. La más terrible de todas es la calumnia.

Entonces ¿se deben tomar en cuenta las llamadas mentiras piadosas?. Es un tema complejo ya que establecido el hecho de esconder algo, inventar una excusa, hacer sentir bien a alguien y evitar compartir malas noticias, nadie está exento de ser un mentiroso...

-"¡Hey amigo mío ¿cómo le va?!"

-"¡Bien gracias a Dios. Apenas estaba conociéndote!"

-"¿Qué pasa Don Marcos me va a decir usted ahora que estoy muy viejo jejeje?"

-"No,no. Nada que ver. Simplemente noto que has perdido mucho cabello y tu piel ahora está mas obscura"

-"Lo que pasa es que estoy inmerso en ese monte y ya usted sabe como es el sol de allí"

-"Bueno por lo menos imagino que si de picante es el mismo, igual deben ser los beneficios"

-"¡Jajaja por supuesto! ¡Gano sumamente bien y no me quejo!"

-"Me alegro por tí amigo. Bueno, te dejo ahora y un placer haberte visto después de tanto tiempo"

-"El placer es mío... eh dame un segundito... déjame darte una tarjeta personal"

-"¡Oh mira qué bien! ¡te fuiste por la enseñanza escolar!"

-"Jejeje no se me sienta mal, pero es Licenciado y mención letras compadre!"

-"¡Ah! ¡discúlpeme Licenciado!" Miro la tarjeta y le pregunto -"Sin ánimos ofensivos ¿en verdad te graduaste ya?"

-"Todavía no, pero lo que me faltan son par de materias"

-"Bueno, verifica bien tu tarjeta y luego hablamos!", le dije al despedirme

Varias semanas más tarde recibo una sorpresiva llamada

-"¡¿Mi estimado y qué ha pasado que usted no me llama?!. Le he llamado varias veces y usted no lo toma y lo que me sale es la máquina"

-"Es raro no he visto llamadas suyas. ¡Pero bueno! ¿A qué le debo el honor de su llamada licenciado?"

-"Nada del otro mundo. Es que me cansé de buscarle algo a la tarjeta y francamente no veo nada anormal. Mi intención no fue ofenderle al decirle que era profesional"

-"No me ofendí. ¡Al contrario! Le felicité por su logro personal. Si me disculpa le debo colgar ahora porque estoy a punto de iniciar unas clases. Le enviaré un mensaje explicándole lo de la tarjeta"

-"¡Se lo agradeceré y buen día!"

Minutos más tarde, le envié un mensaje advirtiéndole que en su tarjeta le faltaba el acento a la letra "i" en "pedagogía" y que que no se escribía "mensión" con "s" sino con "c".

Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "Mentirosos Verdaderos". © 2011-2013 Marcos Sánchez. Todos los derechos reservados.