miércoles, 27 de febrero de 2013

"Pasaje Patriótico"

Tomándole la palabra a uno de nuestros fieles lectores, surgió la inspiración para este relato.

El lector mencionado previamente me comentó -tras leer uno de mis cuentos- que "los eventos acontecen justo al frente de la esquina".

Partiendo de tremenda aseveración, me inspiré en una vivencia extremadamente reciente que tuve y así compartir la misma con ustedes.

Sucede que la semana pasada me encontraba en mi casa devorando informaciones de corte mundial en el más importante rotativo matutino del país.

De repente, se interrumpe la ávida lectura por una llamada telefónica al celular...

-"¡Mi hermano! ¿dígame en qué 'tá?"

-"¡Ay mi madre! ¡'La Flecha' mentá compadre! Nada aquí tranquilito leyendo los aconteciemientos recientes de este tribulado mundo"

-"Mire compadre si uno se pone a pensá en esas cosas no' volvemo' loco' to'"

-"Así, pero usted sabe que siempre doy mi lectura matinal"

-"¡Ah no no, de eso sé yo!. Mire por otro lado, ¿uté ya comió?"

-"Bueno falta poco para meter los pies debajo de la mesa, pero dígame ¿cuál es la movida?"

-"¡Uté sabe! vamono'a da un par de frecosas ante de comer y venimo temprano"

-"OK. ¿Usted viene por aquí?"

-"No, no yo ya voy llegando a su casa je,je,je"

En ultra breves instantes se aparece el amigo "La Flecha" justo al frente de nuestra casa.

-"Ah, pero a esto le llamo yo un auténtico y eficiente 'delivery' jejeje"

-"¡Claro! ¡Súbase ahi!"

Nos dirigimos a un colmado en donde "La Flecha" es hombre de confianza y además, lugar donde se reúnen amistades en común de diversas ocupaciones.

Una de las razones del éxito del referido sitio, es que el propietario conoce al dedillo el gusto musical de sus clientes y no obtemperó en hacerse de un sistema radial vía Internet con variados géneros tropicales, la mayoría clásicos de siempre.

-"¡Oígame Flecha, pero usted comanda aquí sin problemas!"

-"¡Manito yo a uté le dije que no había problemas!"

-"Sí, eso veo. Y la música suena nítida y apropiada para el público presente"

-"¡Claro papá! ¡ese sistema se lo sugerí e instalé yo!"

-"¡Mire que bien! le ha ido mejor con brindar servicios personalizados que con el cibercentro"

-"Manito ahi no había dinero. La cosa ta' buena e' en las instalaciones de redes y mantenimientos de las mismas"

-"Totalmente de acuerdo con usted Flecha"

En eso se nos acerca un limpiabotas con un compañerito quien había decidido quedarse afuera por algun motivo...

-"¿Amigo va' a limpiá?"

-"No están de limpiar, pero vamos a cooperar con usted amiguito"

-"¡Gracia' amigo!"

-"¿Cuánto están ustedes cobrando ahora por una limpiada?"

-"15 pesos, pero déme lo que sea que e' pa' completá mi pasaje pa' mi casa"

-"¿Y dónde ustedes viven?"

-"En Guaymate"

-"Mmmm un poquito lejos"

Al final, le pago al limpiabotas y 'La Flecha' decide darle algo extra aún si haber limpiado sus zapatos.

-"Buen gesto ese de su parte"

-"No manito lo que pasa es que me acordó algo cuando te dijo del pasaje"

-"A ver"

-"Cuando tenía le cibercentro, un carajito de la ecuela pública llegó bien apurao' con 15 pesos para entregar un trabajo de Juan Pablo Duarte"

-"Una trabajo bien extenso"

-"¡Exacto! la cantidad de páginas que hizo el trabajo equivalían justo los 15 pesos con los que él andaba"

-"Y entonces, ¿no se supone que ese dinero era para su pasaje?"

-"Sí, el muchachito se veía empeñao' en entregá su tarea y me dijo que sólo tenía los 15 pesos del pasaje y que era muy importante entregar ese trabajo"

-"¿Y qué desición tomó La Flecha?"

-"Le exoneré el trabajo y así podía irse tranquilo con su pasaje y quedar bien en la escuela"

-"Ese tipo de acciones Dios las ve compadre. Uno no sabe la ayuda indirecta que le brindamos a la gente y la que recibimos"

-"¡Claro papa! ademá' ese era un pasaje patriótico!"

Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "Pasaje Patriótico". © 2011-2013 Marcos Sánchez. Todos los derechos reservados.

viernes, 8 de febrero de 2013

"Por La Vía del Sueño"

En 1985 contaba con trece años y a esa edad las actividades deportivas eran una de las opciones que los padres -tanto de varones como de hembras- buscaban incluir en sus respectivos momentos de ocio.

En mi caso se presentaron tres disciplinas que siéndoles franco, me atraían bastante: béisbol, atletismo y boxeo.

La primera en mención se vio eclipsada debido a los famosos ‘caritismos’ que desgraciadamente permeaban en la liga que me había inscrito. La segunda me animó sobremanera cuando se presentó un programa nacional con miras a buscar talentos para desarrollarlos profesionalmente, pero sólo se celebró a nivel escolar...

La última en mención no era de mi agrado total ya que eso de agredirse físicamente no me parecía atractivo.

De todas formas el boxeo juvenil ganaba cada vez más terreno y mi barrio no era la excepción. Apoyaba la mayoría de los ‘púgiles’ barriales que insistían en llegar hasta el final.

Como se trataba de algo por debajo del nivel amater, la improvisación era una constante y sólo unos pocos afortunados gozaban de poseer guantes y pantalones originales de la marca Everlast.

Otros, tenían que conformarse con llevar pantalones de salir o jeans sacrificados al cortarles unas pulgadas de la rodilla hacia arriba.

Para nadie es un misterio que la fuerza de un boxeador está concentrada entre otras cosas, en su precisión al conectar un buen golpe y anexo a eso, unas sólidas muñecas. Por supuesto es imperativo tomar en cuenta la alimentación. Para casi el 90% de mis amiguitos un pan con chocolate ‘resolvía el problema’…

-“¡Hey Chichí, Larry se incribió en la ecuela de boxeo que ‘tá en el Coliseo!”

-“¡Si, ayel ’tábamo’ hablando de eso! ¡Yo creo que me voy a meté también!”

-“Bueno, yo seguiré probando en la pelota a vé qué pasa. Eso de cogé golpe no me llama la atención”

-“¡Je,je,je si pero uno se pone heavy dándole piña al otro! Ademá' tú sabe que hay categoría y nosotro’ que somo’ flaquito lo’ do’ no’ ponen a otro muchacho igual. O sea con el mimo peso”

-“Si, pero como quiera e’ a cogé funda que uno va”

-“Mira vamo’ a hacé algo. En la talde cuando telminemo’ la tarea, vamo al Coliseo a ve a Larry peliá y asi tú ve la’ diferente categoría”

-“OK”

Pasé medio día pensando en lo que Chichí me había dicho. En ningún momento fantasié con ‘probar suerte’ en una categoría que se ajustara a mi ultra liviano peso. Lo que llamaba mi atención era ir a ver cómo Larry peleaba y así darle apoyo moral ya que éramos buenos amigos y de paso, ver también a Chichí boxear.

Llegado el momento, termino mis tareas y pido permiso a mis padres para ir a casa de Chichí. Concedido el mismo, nos juntamos y rápidamente nos dirijimos al Coliseo Romana.

Al llegar al lugar, lo encontramos totalmente atestado de muchachos de varias edades. Muchos ya con cuerpos definidos y un enorme grupo que lucían más famélicos que atletas. La atmósfera que se respiraba colectivamente era de un frenético entusiasmo.

Tras unos rápidos combates, Larry sube al cuadrilátero y en cuestión de par de rounds le gana fácilmente a su oponente. Es felicitado y acto seguido le dan el chance a Chichí quien a puros garrotazos, venció a su contrincante.

La adrenalina se había apoderado de mí y al ver ganar a mis amigos, me entusiasmé tomando como referencia que ninguno de ellos tenía un régimen de práctica constante, sino que probaban a uno según el peso ‘para ver si daba para eso’.

Aparece un mega delgadito retador quien al ver las similitudes entre ambos, me hace señas de que suba al ring. Consulto con Chichí y Larry y éstos aprueban la pelea ya que guardábamos similar peso y a entender de ellos, sería más que fácil derrotarlo.

Debuto con unos guantes prestados de la mencionada marca previamente, me colocan el protector bucal y facial. Lo que no sabía era que ‘el flaquito’ prácticamente vivía en el Coliseo ya que se padre era el sereno de allí...

Suena la campana y recibo el primer leñazo que me pone a calcular en dónde me encontraba o qué día de la semana era. Larry manda a detener el encuentro y entre él y Chichí, me dan par de técnicas para darme ánimos. Estaba claro que me había salido un alacrán debajo de la yagua.

Vuelve y suena la campana e intercambio par de golpes con mi contrario, pero estaba lejos de saber que me estaba dando oportunidad para aprovechar un buen momento y acabar conmigo. En un descuido, me conecta sendos impactos en el abdomen y me abrazo de él para ganar tiempo y recuperar aire.

Al separarnos el árbitro, recibo otro sólido viaje que me lleva a las cuerdas y en ese momento decido emular aquel famoso gesto de Roberto “Manos de Piedra” Durán cuando abandonó en contra de Sugar Ray Leonard. Larry y Chichí insistieron en que era una actitud antideportiva y que terminara el round.

Cuando me decidí, el siguiente puñetazo me llevó directamente a la lona y cuando desperté, estaba en una camilla recibiendo echadas de agua provenientes de una lata de aceite Crisol. Mareado, confundido y profundamente avergonzado, les digo a Larry y Chichí con un ensayo de gallardía:

-“No se preocupen. Habrá una revancha, pero mientra’ tanto volveré a la pelota”

Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "Por La Vía del Sueño". © 2011-2013 Marcos Sánchez. Derechos reservados.

viernes, 1 de febrero de 2013

"Marco Polo"

1987 fue un año de mucha actividad social para mí ya que estaba cerca de la adolescencia y por esa razón gozaba de más libertad.

Mi ambiente social era sumamente versátil ya que fácilmente permeaba en diferentes estratos sin ningún tipo de prejuicios. Para mí, todos éramos iguales como personas con nuestras virtudes, defectos y estatus. Estaba sumamente claro en ese aspecto.

Tenía los tradicionales amigos de mi barrio y zonas aledañas, los que conocí en el Centro de Inglés La Nueva Era y las amistades cosechadas en la escuela. De éstos últimos, había algunos que por el hecho de que sus padres laboraban en Casa de Campo, Costa Sur o el Central Romana, eran favorecidos con acceso a la playa Las Minitas, entre otras facilidades.

Gracias a uno de ellos pude conseguir una réplica de un carnet que daba acceso a la citada playa entrando por la ahora desaparecida entrada de Caletón. Sin percances, uno mostraba el pase al seguridad y éste al leer la inscripción, permitía el acceso sin mayores contratiempos o requisitos adicionales.

Meses antes de tener la Flush, entraba en bicicleta, pero como andaba ya en un vehículo de motor, me iba en ella. Sin sonar pretencioso, la Flush llamaba mucho la atención debido a su diseño aerodinámico que emulaba una especie de jet ski rodante. Muy adelantada para ese momento. Incluso de tenerla ahora, llamaría la atención de igual forma.

Un día resuelvo con unos amigos ir a una de las tantas piscinas diseminadas por todo Casa de Campo. Una parte decidió irse en el transporte del hotel, otra parte en bicicleta y otros tantos, nos fuimos en motonetas.

Las erráticamente llamadas passolas, obviamente nos garantizaban llegar más rápido. Cito erradamente porque el término ‘passola’ se le acuñó a las motonetas cuando la primera moderna de este tipo, que desplazó a la clásica Vespa, llega al país, decía en los laterales “passola” y era marca Yahama. Su vida fue corta y para cuando llegó la Flush y posteriormente la Honda Lead, el importador llenaba los documentos aduanales describiéndolas como ‘motonetas tipo passola’ y de ahí todas las siguientes se les comenzó a llamar passolas.

Ya dentro del área, me dirijo a una piscina ubicada en Los Lagos que para mi infortunio, estaba totalmente llena de personas. Esto implicaba un serio problema para los que andaban en bus porque éste hacia rutas específicas. De todas formas, la idea era que si no coincidíamos en una del área, fuéramos a la siguiente.

Hago un recorrido de otras tres piscinas y todas llenas. Uno de los muchachos sugiere ir a Golf Villas y procedemos. Ya allí por fin encontramos una piscina con poca gente. Parqueamos nuestras passolas, nos bañamos previo a entrar a la piscina y finalmente, nos metemos a nadar.

Había unos niños jugando Marco Polo y comunicándose en Inglés. De repente se arma un corredero y uno de los muchachos me vocifera:

-“
¡Malco! Malco! Vámono' que viene Seguridad!”.

-“
¿Pero, cuál es el brejete? Entramo’ con los pases sin problema’”, digo.

-“
¡Bueno uté e’que sabe compadre!”, me dice al momento de encender su passola junto al resto y retirándose abruptamente.

En eso llega uno de los guardias de seguridad y verifica toda el área visualmente, mirando para todos lados. En eso se comunica con sus compañeros y les dice:

-“
¡Sierra 1, se fueron en dirección Oeste! ¡E’un grupito como de cinco o sei’ en passolita!”.

El corazón comienza a latirme cada vez más aceleradamente y me quedo prácticamente tieso dentro del agua. No tenía ni podía hacer nada y entonces escucho uno de los muchachitos decir:

-“Marco” saliendo debajo del agua.

-“I’m here”, le respondo en un Inglés precario.

-“
¡Polo!”, vocifera el resto.

El agente de seguridad al escuchar mi pronunciación, se quedó medio confundido y optó por sentarse en uno de los bordes del perímetro que protegía la piscina.

-“Hey! Hahaha your name is Marcos?”, me dice en burla uno de los muchachitos.

-“Yes, I’m Marcos”, le digo entre asustado y medio valiente.

-“That’s funny! We’re playing Marco Polo and your name is Marcos hahaha”, me dice.

Para mi infortunio, el Inglés que me daban en Nueva Era no llegaba hasta ahí y el seguridad al notar que estaba más cerca del Limbo que de entender lo que me habían dicho, se acercó y me dijo:

-“
¡Vamono’ que uté no e’ ningún jodío americano buen freco!”.

Me pide que sigilosamente me vaya delante de la unidad móvil asignada a él y me advierte que de írmele me daba un tiro. Imagínese usted la presión:

-“
¡Sierra 1!, Tengo uno de lo infractore conmigo. Me dirijo a base”.

-“
¡Tráigamelo acá inmediatamente!”, le responde su jefe inmediato.

-“
¡Vamo’! ¡vamo’! ¡muévase! ¡Acuéldese lo que le dije! ¡Si se va, le doy un tiro!”, vuelve y advierte.

Recorremos un largo tramo hasta llegar a la famosa base. Allí me quitan la passola con llave y todo y soy conducido a un cuartito que parecía cualquier cosa menos una oficina de seguridad:

-“
¡Siéntese ahí en lo que llega el comandante!”, me dice el seguridad.

-“
¿Venga acá hermano y por qué usted me está maltratando? Yo he hecho todo lo que usted me ha pedío”, le digo bien asustado.

-“
¡Cállese buen freco! ¡Por delicuentico como uté e’que tengo que quedame ma’ rato en ete maldito tulno!”, me dice bien airado.

-“Pero yo no hice nada. Sólo le pregunté...”

-“
¡Que se calle carajo! ¡Cuando venga el comandante debería zafásele una buena galleta pol bocón!”, me advierte en tono de voz alto.

Al buen rato llega el largamente esperado comandante. Estaba bien asustado ya que no sabía cómo terminaría el lío y además si llegaba a casa sin esa passola,
¡se armaría otro Abril sin Caamaño!.

-“Gracia’ comando. Puede retirase y váyase pa’ su casa. Déjeme con él”, le dice respetuosamente al seguridad.

-“
¿Tú no te acuelda de mí, veldá?”, me dice.

-“
¡De usted!.No…”, le digo aun asustado.

-“
¿Tú no ere’ el hijo de Don Chicho?”, me pregunta.

Ultra asombrado y con los ojazos bien abiertos le digo:

-“
¡¿Y usted conoce a mi papá?!”.

-“
¡Claro! Don Chicho y yo somo’ amigos. ¡Mira! Te voy a dejá ir polque conoco a tu papá que e’ un hombre muy serio. ¡Pero eso sí!, no quiero volvé a sabé de uté entrando aquí con pases falsos, ¿OK?”, me dice en un tono conciliador.

Me entrega mi Flush y salgo a millón para mi casa. No supe del destino de los muchachos ese día. Al llegar, el susto había pasmado todas mis aspiraciones de volver a salir. Me baño y me pongo a ver TV.

Pasaron un par de horas y mi programa se ve interrumpido por una persona que saluda en la puerta:

-“
¡Buena noche!”.

-“Saludos. Un momento”, le respondo. Me levanto y al abrir la puerta,
¡se me cae el alma! ¡Era el Jefe de Seguridad que horas antes me había tenido detenido!:

-“Buena nocheeee. Papi le bucan”, vocifero.

Llega mi papá y le pide que se siente pero éste se niega alegando que anda de prisa:

-“No, no gracia’ Don Chicho. Yo na’má vine a traele lo rédito del asunto que le debo”.

Entendí que en realidad nunca me permitió salir porque ‘era amigo de mi papá’ sino por el dinero que le debía.


Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "Marco Polo". © 2009-2012-2013 Marcos Sánchez. Derechos reservados.