viernes, 26 de octubre de 2012

"La Inexorable Partida..."

Me estaba preguntando si se trató siempre de un exceso de confianza o quizás simplemente, una actitud adversa. Lo cierto es que miré atrás y un torbellino de gratos recuerdos pasó rápidamente por mi cabeza. 

Vivencias únicas, palabras irrepetibles, momentos auténticos, experiencias inigualables. Cerré mis ojos y el visor mental me trasladó aún más a la irrupción de todo esto que nunca supe o quise darle nombre. Sonrisas y gestos de bondad, caricias tiernas y miradas coquetas… 

Mirando lo implacable que es el tiempo, apareciste con una aguerrida y desmesurada certeza de que, queriendo lo lograrías, mas dejabas rastros de un viejo e infantil plan. No se trataba de nada similar a estrato social, color de piel o condición económica. Era más bien, un combustible pugilato sin razón de ser y carente de causa. 

Darle crédito a esos pensamientos me turbaba y opté por no darle albergue a esa posibilidad debido a lo inmadura de la misma. Estaba claro que no sería tema que dominaría nuestros tórridos encuentros, no obstante me quedaba valorando esa posibilidad… 

De repente, ya éramos adultos. Con todo y que tomamos boletos a destinos distintos no hubo falta del uso de la tecnología para volver a contactar o reencontrarnos. ¿Magia a favor nuestro?. Nunca lo creí. Por fin nos hicimos presa de la divagación, sin preguntas o reparos en el paso de las horas. 

Se preguntó si el plan era tangible y la respuesta no fue del todo satisfactoria. Se trató realmente de un gesto arrogante de ver quién podía más. Eso acabó con una gran parte de mi ya que mis sospechas legítimas, se hicieron factibles en un instante tornando trémulo a todo mi ser… 

Acongojado miré tu lejana vista y sin articular una sola palabra, pude constatar de que sí hubo algo, pero no se podía definir porque el concepto era una mezcla de lo abstracto y la intención de que fuera cierto. 

Fue entonces cuando se provocó ese final encuentro en donde se reclamó de un acto del cual se había vivido prácticamente media vida. Fue allí que desperté y sin pedir explicaciones, surgió la inexorable partida…

Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "La Inexorable Partida..." © 2012 Marcos Sánchez. Derechos reservados.

viernes, 19 de octubre de 2012

"Léase Antes de Usarse"

No sé si seremos los primeros en esta parte del Atlántico, pero a los dominicanos nos gusta automedicarnos a más no poder.

El asunto es simple: creemos que lo sabemos todo y por una inexplicable y absurda razón, no nos gusta preguntar!.

Un domingo cualquiera voy rumbo al cine en una guagüita de las que han invadido toda ruta imaginable a las afueras de la ciudad y zonas aledañas. El chofer rápidamente hace contacto visual y me reconoce del programa de TV y me dice:

-“¿Amigo uté noé el de la película en la televisión?”.

-“Sí, para servirle”, le contesto.

-“¡Gonzalo ahí ‘tá! Pregúntale a ese señol que se ve e’ un hombre que sabe de ‘tó”, dice el cobrador en tono ultra alto que le rompía el tímpano a cualquiera.

-“Jefe” (me dice el chofer) ¿“Qué uté cree de la patilla pa’dale vigol maculino al hombre?”.

En eso se escucha una risa coloquial (entre masculinos y femeninos), ya que la pequeña vanette estaba atestada de pasajeros que se dirigían a la parte Oeste de la ciudad.

-“Bueno, lo importante de ese asunto es que la persona que la vaya a consumir, sea bajo prescripción médica porque nadie puede administrarse un medicamento sin antes saber cómo reaccionaría al mismo. Fíjese siempre donde dice leáse antes de usar”, detallo.

-“¿Tu vé? jejeje ¡ay papá!”, dice el cobrador.

En eso veo medio pensativo al chofer y para no cometer una infracción en público, le digo al chofer:

-“Chofer, la película se acaba cerca de las 9:30 PM, ¿usted cree que habrá transporte a esa hora?”.

El me mira y le hago una seña y me dice:

-“¡Pero uté sabe que uté’e mi helmano! ¡Dígame su teléfono y yo le llamo pa’ vení a bucalo!”.

Los pasajeros nueva vez vociferan y en esta ocasión me tildan de “estar frío” y frases afines.

Por fin me dejan en el cine en las afueras de la ciudad, cruzo y ellos continúan. En unos 2 ó 3 minutos me llama el chofer y me dice:

-“¡Mire a la veldá que uté’e un montro caballo! ¡Uté se la llevó!”.

-“¡Que va! ¿Dígame cual de ustedes dos es que se va a tomar la pastilla?”.

-“La vaina e’má seria de ahí montro”, me dice.

-“¿Pero que fue lo que pasó?”, pregunto.

-“¡Uté no sabe que me cité a una chica y deseperao’ me tomé la patilla alante!”, me dice medio asustado.

-“Bueno, no debiste haber hecho eso, ¿pero a qué hora es el asunto?”, le pregunto.

-“¡Esa e’ la vaina montro! ¡Que la tipa me llamó y me dijo que no iba a podé salí conmigo y ahora toy yo aquí con eta vaina como un cañón ata no sé cuando!”

Eventualmente lo puse en contacto con un médico amigo y hubo que llevárselo para Santo Domingo unas horas después. Lograron controlar el priapismo.

Varias semanas después del incidente, me llamó al móvil y al abordarme bien animado me dice:

-“¡Montro avíseme cuando uté vaya pal cine que uté sabe que e’ta guagua e’suya!”.

-"Siempre le agradezco el gesto amigo mío"


Antes de colgar me dice una frase fija:

“¡Léase ante' de usase!. No voy a olvidá esa vaina!”.

Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "Léase antes de Usarse". © 2009-2010-2012 Marcos Sánchez. Derechos reservados.

viernes, 12 de octubre de 2012

"La Intelectual"

En 2009, un amigo de infancia me había solicitado que le acompañara a un “cocktail party” con motivo del lanzamiento de una revista bimensual con ribetes de diseño de interiores.

Me parecía aburrida, pero acepté la invitación para no hacerle el desaire. Una vez en el lugar, me dice que me quede con una amiga de él, que es de La Romana, pero que “tiene añales viviendo fuera”.

Me advirtió que fuera cauto ya que padecía de un delirio de grandeza superior al Empire State. Al rato llega la susodicha, mi amigo nos presenta y se desarrolla el siguiente diálogo:

-“Me dice Rafael que eres amante del cine”, rompe ella el hielo.

-“Sí. El cine es parte integral de mi vida”, le contesto bien agudo y atento debido al comentario previo sobre ella que de paso me tenía prejuiciado.

-“Disculpa.
¿No te ofendes si te digo algo?”, me pregunta inquisidoramente.

-“Supongo que con el nivel que vendes, no será nada ofensiva tu interrogante”, le digo.

-“
¡Bueno!, tu nombre es sumamente común”, dice en un tono casi sacándose la loteria.

-“De los lugares y con los nombres más comunes, surgen tremendos prospectos. Fíjate que Balaguer dominó este país por 22 años y era oriundo de Navarrete”, le digo con mirada ultra penetrante.

-“
¡Oh que bien!. Aparte de cineasta, te gusta la historia patria. Eso me dice que debes saber bastante de geografía y latitudes, ¿cierto?”, sigue en su ataque.

-“Primero, para contestarte debo corregir que no soy cineasta. Soy Comentarista de Cine, que es diferente. Lo de Balaguer me es inherente porque soy, nací y vivo en República Dominicana. De geografía no soy experto, pero conozco algunas cosas”, sentencié.

En eso se nos acerca un camarero con copas de champagne, cerveza y vino. Opté por la cerveza porque dilataría el mareo (distinto al champagne) y además alimentaría su ego hacia mí. Ella, obviamente, tomó la copa de champagne. Se da un sorbo y me dice:

-“El cine no me gusta. Lo veo como una pérdida de tiempo. Al igual que la política de este país. Fui a ver con una amiga ‘G.I. Joe’ y me pareció un juego de vídeo llevado a la pantalla.
¡Encima de eso eligen París para desarrollar la trama central!”, dice en carcajadas.

-“Que extraña percepción”, digo fríamente.

-“
¿Extraña? ¿Por qué?”, pregunta airada.

-“Si no entendiste la trama es obvio que no vista los cartones animados en los 80 sobre los cuales se basa el film"


-"No los recuerdo para ser honesta"

-"Bueno, lo de París, obedece a que Francia es el país mayor visitado del mundo con más de 76 millones de turistas anualmente. Es obvio que los antagonistas eligirían un sitio concurrido para llamar la atención mundial”, me doy otro trago y le hago señas al camarero que me traiga otra.

-“No lo había visto desde ese punto de vista”, dice medio confusa y dudosa.

En eso acelero el proceso de no amargar mi estadía en el sitio y ejecuto rápidamente mi plan B:

-“Me dice Rafael que vives en Europa.
¿En qué país?”, pregunto con cara de ingenuo.

-“He estado en varios países europeos, pero ahora estoy en Suiza”, me dice ultra airada.

-“
¡Suiza! ¡Vaya que bien! Supongo conoces el nombre del famoso Capitán de Navío de origen suizo, que con su astucia, ayudó a rescatar las personas raptadas recientemente en costas africanas”, pregunto con suma precisión.

Al no ver respuesta, le doy chance y le digo que me diera la respuesta acto seguido retornara del baño.

Al regresar, me encuentro con una situación delicada ya que la joven no estaba en el lugar. Me quedo en mi sitio, pido otra cerveza y en breve noto que se acerca la fémina. Pide disculpas por haberse retirado y me dice:

-“Debo confesarte algo”.

-“Soy todo oídos”, le digo.

-“Fui a mi vehículo a buscar mi BlackBerry, navegué en Internet en búsqueda de la información que me comunicaste y no aparece nada de nada!”, me dice en tono desafiante y le respondo con una amplia sonrisa en mi rostro:

-“Imposible que aparezca. No existe Marina de Guerra en Suiza porque su ubicación geográfica es céntrica y no está rodeada por mares”.

Me despidí abruptamente alegando que acababa de llegar alguien a quien esperaba. Pasé el resto de la noche en grata compañía y conocí varias personas que éramos afines y hasta me tildaron de ‘pichón de intelectual’.

Al día siguiente me llaman privado y me dice un tono muy terrenal:

-“Oye, disculpa. Le pedí a Rafael tu número. Soy la persona con quien conversabas anoche.
¿Me recuerdas?”.

-“
¡Por supuesto!. ¡¿Cómo estas?!”, le digo (en el mismo tono de la noche anterior).

-“Bien. Gracias. Mira, eh…
¿crees que es posible que me aceptes una invitación al cine?”

Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "La Intelectual". © 2009-2012 Marcos Sánchez. Derechos reservados.

jueves, 4 de octubre de 2012

"Tómbola"

Jugar pelota en la calle era algo bastante común siendo uno un muchacho.

Estaba claro que alguien haría las veces de ‘verificador’ para alertar a los jugadores una vez se acercara un vehículo.

A medida que pasaba el tiempo, conforme se llevaba una tendencia en particular, de forma casi automática, llegaba otra.

Hubo un momento en que la pelota de media ya no era atractiva y es entonces cuando hace su entrada triunfal aquella tapa de plástico (originalmente roja) llamada ‘Vitilla’.

El frenesí era tal que la vitilla ideal o considerada ‘original’ tenía que ser de rigor la tallada con el agua marca ‘Crystal’.

Existía otra de un verde ligero que era considerada para novatos y otra sumamente difícil de obtener de color púrpura, que por su condición se definía como rara. Con el tiempo llegaron vitillas de todo color imaginable. Aún en la era de la vitilla roja, jugábamos cerca de casa un torneo diario.

La parte de bateo era en frente de una casa propiedad de un señor llamado Don Pedro, pero que le apodaban ‘tómbola’ porque jugaba y además, se sabía todos los números ganadores tanto de la lotería nacional como los de la famosa caraca.

Don Pedro era un hombre apacible y aunque de aspecto tosco, siempre sonreía. Su rostro y actitud cambiaba acto seguido le vociferaban ‘tómbola’.


Al vernos jugar no directamente en el frente de su casa, lo tomaba con calma. No obstante, hacía la advertencia de que no quería ver a nadie en su patio frontal, que de hecho, estaba minado de plantas de guandules y la parte trasera de una densa mata de jobo.

Un día cualquiera nos quedamos los muchachos hasta bien tarde jugando vitilla y la noche nos arropó de sorpresa provocando la suspensión del juego por falta de visión.

Gozando de un permiso extendido, debido a la cercanía de la casa, una parte nos quedamos frente a la casa de Don Pedro y se resolvió jugar el escondido:

-“
¡Bueno decidan quien es que va a contar!”, pregunta uno de los muchachos.

-“
¿Chichí, dónde vamos a escondernos?”, pregunto.

-“Hay que hacerlo rápido ya que sólo tenemos hasta las diez para acostarnos”, responde.

En el movimiento se arma una corredera y la mayoría de los ‘escondites’ fueron ocupados y veo cómo Chichí desaparecía sutilmente detrás de un poste del tendido eléctrico, otros detrás de vehículos y al no tener dónde esconderme, decido saltar la pared y hacerlo entre las matas de guandules de Don Pedro.

Pasa un rato y se escucha una voz de uno de los muchachos alertándonos:

-“
¡Ahí viene Tómbola!”.

Sin poder salir del área me dirijo rápido cerca de un tanque de metal que era destinado para botar la basura, pero para mi asombro, Larry se encontraba dentro del tanque y me pide que me vaya para otro lado. 


Entra Don Pedro y emulo perfectamente a un hombre rana, aún cuando sabía que llegar a casa con ese polo shirt sucio era sinónimo de una buena regañada.

En el interior de la casa se escuchaba a Don Pedro murmurar algo y aprovechando su permanencia dentro de la casa, me dispongo a saltar la pared, pero noto cómo sale nuevamente y en esta ocasión con una linterna. El corazón me latía a tal grado que sentía las palpitaciones como tambores en mi pecho.

Hace una brevísima inspección en el área y nota que hay matas rotas y expresa:

-“
¡Eto’ bendito muchacho! ¡Uno sacrificao’ con to’eta matase y ello’ rompiéndomela!”

El hombre se acerca al tanque (me encontraba justo detrás) y Larry adentro más mudo que una tumba. 
¡Don Pedro decide orinar dentro del tanque!. Justo en el momento que le cae a Larry el líquido en la cabeza vocifera:

-“
¡Epérese Tómbola!”.

Don Pedro impactado se asusta y replica:

-“
¡Pero muchacho del carajo! ¡¿Y qué hace tu metío en ese tanque?!”.

Salimos corriendo como hienas tras liebres, al tiempo que el resto de los muchachos reían con pronunciadas lágrimas en sus ojos.

Larry llegó conmigo corriendo hasta mi casa y yo sabiamente, al ver que mi mamá estaba entretenida mirando TV, entramos por el callejón hasta llegar al patio.

Me quito el polo shirt sucio y Larry me dice insistentemente que quiere lavarse la cabeza con lo que sea. Busco inútilmente el clásico jabón de cuaba, más éste, brilló por su ausencia. Sin opciones reales miro con cierta indesición una caja pequeña del desaparecido detergente “Fab” y me dice:

-“
¡Ta’ bien, ta’ bien! ¡Déjame lavarme con el Fab!”.

Se da una lavada con el detergente y cuando asume que ya no tiene el aroma en su cabeza me pregunta:

-“
¿Malco, no hay por ahí un poco de gelatina o algo?”.

Miro en un muro dentro del cuarto donde estaba la lavadora y sin pensarlo tomo (sin leer) un envase de desrizado propiedad de mi hermana. Al olerlo entendí que haría las veces de gelatina al ver una figura con cabello liso en el borde.

Larry se puso el desrizado y no pasó un minuto cuando sale del patio corriendo rascándose la cabeza y quejándose de que le ardía el cuero cabelludo. Mi mamá al escuchar el escándalo, lo ataja antes de salir y provocada le pregunta:

-“¡¿Pero mi hijo y qué te pasa?!  ¡¿Por qué este escándalo?!”

-“Ayyy Doña Ofelia (
¡rascándose a dos manos!) ¡me pica! ¡me pica!”.

-“Pero, ¡¿por qué te pica la cabeza?! ¡¿Qué fue lo que te pasó?!”, pregunta angustiada.

-“Tómbola me mió y Malquito y yo vinimo pa’cá a lavame la cabeza, pero usamo una gelatina que taba pasá”, dice un desesperado Larry.

Al oir a mi mamá alarmada, entra en escena mi hermana, quien era experta en asuntos de salón y corte de pelo. Procede a olerle la cabeza y detecta que era desrizado. Rápidamente le lava la cabeza con champú y en breve se disipó la comezón.

No hubo forma de convencer a la mamá de Larry al respecto y éste fue objeto de una encendida pela. No corrí la misma suerte, pero hubo que esperar dos semanas para volver a salir...


Don Pedro vive actualmente en el Hogar de Ancianos de La Romana. Luce bien y saludable. La casa donde residía, es actualmente un parqueo de vehículos de una tienda.

Por: Marcos Sánchez. Cuentos Sociales: "Tómbola". © 2009, 2010, 2012 Marcos Sánchez. Derechos reservados.